En las zonas semiáridas y áridas del planeta, la agricultura de regadío es el principal destino del agua. Hay que distinguir entre el uso y el consumo del agua. Un litro de agua puede usarse y reutilizarse para navegar, generar electricidad o ducharse, pero ese mismo litro sólo puede consumirse una vez y no puede reutilizarse. El regadío reproduce artificialmente estos procesos ya que los cultivos bien regados y expuestos a climas secos y cálidos tienen una elevada “evapotranspiración” (evaporación del suelo y transpiración de las plantas).
Por ello, se dice que el regadío consume mucha agua. Pero, la cantidad de agua que se consume está relacionada con la cantidad de alimento que se produce. En consecuencia, si se disminuye la cantidad de agua que se consume en el regadío, se disminuirá la cantidad de alimento producido en el mismo (Aunque esto no es completamente cierto).
En muchas ocasiones al regar un cultivo se utilizan cantidades de agua muy superiores a las que el cultivo consume. Los sitemas de riego no son completamente eficientes y por lo tanto, el regadío siempre usa más agua que la que consume, y el agua aplicada y no consumida vuelve al río o al acuífero (lo que se llama “aguas de retorno del riego”), y lo hace con una pérdida de calidad. La contaminación de las masas de agua por sales, fertilizantes y pesticidas provenientes del regadío es un problema creciente en muchas áreas del mundo.
Desde la investigación se trabaja para conocer con precisión las necesidades de agua de los cultivos, para obtener el mejor resultado de las tecnologías de riego disponibles, y para desarrollar nuevas tecnologías capaces de mejorar la aplicación del agua. Así, técnicas micrometeorológicas, de teledetección, de dinámica de fluidos computacional y de simulación de riegos y cultivos se aplican sistemáticamente para optimizar el uso y consumo de agua en el regadío. Además se trabaja en conocer la contaminación producida por el regadío.
Para conseguir una mayor precisión en los sistemas de regadío, un primer (gran) paso es la monitorización en tiempo real. Desde LegioAgro estamos trabajando en la creación de todos estos sistemas para que sean sencillos, precisos y con un bajo coste para el agricultor.
Por ello, se dice que el regadío consume mucha agua. Pero, la cantidad de agua que se consume está relacionada con la cantidad de alimento que se produce. En consecuencia, si se disminuye la cantidad de agua que se consume en el regadío, se disminuirá la cantidad de alimento producido en el mismo (Aunque esto no es completamente cierto).
En muchas ocasiones al regar un cultivo se utilizan cantidades de agua muy superiores a las que el cultivo consume. Los sitemas de riego no son completamente eficientes y por lo tanto, el regadío siempre usa más agua que la que consume, y el agua aplicada y no consumida vuelve al río o al acuífero (lo que se llama “aguas de retorno del riego”), y lo hace con una pérdida de calidad. La contaminación de las masas de agua por sales, fertilizantes y pesticidas provenientes del regadío es un problema creciente en muchas áreas del mundo.
Desde la investigación se trabaja para conocer con precisión las necesidades de agua de los cultivos, para obtener el mejor resultado de las tecnologías de riego disponibles, y para desarrollar nuevas tecnologías capaces de mejorar la aplicación del agua. Así, técnicas micrometeorológicas, de teledetección, de dinámica de fluidos computacional y de simulación de riegos y cultivos se aplican sistemáticamente para optimizar el uso y consumo de agua en el regadío. Además se trabaja en conocer la contaminación producida por el regadío.
Para conseguir una mayor precisión en los sistemas de regadío, un primer (gran) paso es la monitorización en tiempo real. Desde LegioAgro estamos trabajando en la creación de todos estos sistemas para que sean sencillos, precisos y con un bajo coste para el agricultor.